स्वाधिष्ठान
Apenas quedó dormido, Beomgyu viajó del presente al pasado a través de sus sueños.
En un inicio, su mente decidió ser amable con él. A diferencia de las pesadillas violentas a las que se había visto sometido durante esas últimas semanas, en ese momento, veía una escena linda, en la que estaba al lado de Soobin, riendo, compartiendo unas bebidas extrañas. Parecía disfrutar del momento por sus expresiones de agrado, pese a que era incapaz de escuchar la conversación que llevaban.
De repente, la escena cambió, de vuelta al primer sueño de ese tipo que había tenido: ambos compartiendo un puro de tabaco. Nuevamente, carecía de espacio temporal, pero esta vez, además de los protagonistas, el espacio físico estaba definido.
Cada vez que la esfera de sus sueños lo llevaba a ese lado oscuro de su vida pasada, las imágenes se hacían más claras. El escenario de siempre, inicialmente un difuso espacio sin habitaciones definidas, se había transformado en una habitación completa, con ciertos elementos evidentes, como un escritorio con una máquina de escribir, plumas y rollos de papel.
Ahora, de un momento a otro, Beomgyu estaba solo, sentado en el escritorio. Sus dedos tamborileaban sobre la mesa, ansiosos, y lo único que tenía sobre el papel era una frase.
"¿Por qué ya no me escuchas?"
Tras leer la frase una y otra vez, suspiró, agotado, pegando la frente contra el escritorio. Sentía un pesado cansancio sobre sus hombros, y todo a causa del vacío completo en su reserva de inspiración.
Pudo quedarse dormido sobre la mesa, hasta que, de repente, el crujido de la puerta erizó su piel, llevándolo a erguirse en el asiento y esconder el papel entre los rollos del mismo. Su respiración se tornó pesada al voltear, en anticipación por la persona que cruzaría esa puerta.
— ¡Soobin, volviste!
Su saludo pasó desapercibido para el mayor, cuya silueta no tardó en ingresar al dormitorio.
— lo siento, no terminé el capítulo, pero te prometo que estará listo para mañana, por favor no me dejes, yo-
La anticipación de Beomgyu se tornó agria cuando notó que Soobin llegaba acompañado.
Sin emitir palabra alguna, entró de la mano de una mujer sin rostro, quien se encargó de cerrar la puerta detrás suyo. Soobin acunó su rostro entre sus manos, inclinándose hacia abajo para besarla.
El pecho de Beomgyu sintió una ardiente punzada, haciéndole perder la forzada sonrisa con la que solía darle la bienvenida al mayor.
— Soobin...
El aludido se dio por desentendido, bajando la diestra por la espalda de la incógnita, hasta quedarse en su cintura. Poco a poco, terminaron al borde de la cama, esa misma en la que se supone que ellos dormían por las noches.
La chica sin rostro lo empujó sobre el colchón, gateando hasta quedar encima suyo. Emitió una risita al sentir las manos contrarias sobre sus muslos, traviesamente levantando su falda.
Entonces, Beomgyu comenzó a perder la cordura.
— ¡Soobin! —exclamó, con la respiración pesada— ¿por qué me haces esto?
Su voz no interfirió con el affair del par, quienes cada vez se besaban con mayor intensidad, frotándose entre sí. Por mucho que gritara su nombre, por mucho que llorara y chillara, tan fuerte como pudiese, era ignorado.
¡Soobin!
Bramaba una y otra vez, cada vez más defraudado, agotando todo el aire en sus pulmones.
Y él sólo seguía, sin hacerle caso, como si no pudiese escuchar esos gritos agonizantes, como si no pudiese ver las lágrimas que corrían desesperadamente por su rostro.
Eventualmente, los gritos se transformaron en una débil tos, en expulsiones de aire que rogaban por ayuda, tan suaves que ya ni siquiera la indiferencia las escuchaba. Su garganta había muerto.
Cuando elevó una mano hacia su cuello, en un esfuerzo por apretar su laringe y gritar una vez más, sintió un líquido viscoso cubrir sus dedos. Apenas bajó esa mano hacia su borroso campo de visión, se dio cuenta de lo que era.
Sangre.
Angustiado, alzó la mirada, pestañeando repetidas ocasiones para que la niebla de sus ojos desaparezca y le permita ver con claridad. Con cada parpadeo, la escena de Soobin y la desconocida iba desapareciendo, pero la sangre en sus manos seguía presente.
— ¿y el capítulo?
De repente, tenía a Soobin al frente suyo, vestido de manera elegante. La furia en la mirada era evidente incluso desde kilómetros de distancia, lo que hacía que Beomgyu se sienta incluso más pequeño.
— te entregué el borrador anoch-
— los editores dicen que es basura. —lo cortó, de inmediato— hazme el favor de escribir bien, ¿quieres?
La escenografía comenzaba a desaparecer, dejando a ambos en algo que se sentía como el vacío oscuro al interior de un torbellino. Beomgyu, al volver a sentir sus ojos empañados, se cubrió con las manos en un esfuerzo fallido por detener sus lágrimas, sin preocuparse por manchar su rostro con la sangre que cargaba desde la escena de la habitación.
— no puedo... —vociferó, en un hilo de voz— tú sabes que no puedo; no puedo escribir sobre una relación bonita, no cuando tú finges que no sabes cómo me siento, que entre nosotros no hay nad-
Antes de que siquiera pueda terminar de hablar, Soobin intervino. Sin hesitar, le propinó un duro golpe directo a la mejilla izquierda, que Beomgyu ni siquiera intentó bloquear.
— perteneces a un hospital psiquiátrico, enfermo.
La mano del mayor no había quedado roja, a pesar del contacto directo con el ensangrentado rostro contrario. Tal como lo veía, seguía idéntica, como si ni siquiera hubiese hecho un esfuerzo por moverla.
Al igual que el fondo momentos atrás, la imagen de Soobin desapareció por completo de su campo de visión, dejando a Beomgyu completamente solo. Su mejilla izquierda aún estaba caliente por el impacto de la cachetada, que poco a poco trataba de entender como merecida.
— Beomgyu.
Una voz lo estaba llamando.
— Beomgyu.
Se hacía más fuerte.
— ¡Beomgyu!
Por fin, logró abrir los ojos, encontrándose con el golpe de luz del fluorescente de la habitación del Soobin real. De inmediato, se cubrió con el antebrazo, ladeando la cabeza.
Incluso si estaba aliviado de encontrarse en el presente, su corazón seguía corriendo, sus manos sudando y su cuerpo temblando de frío, pese a que se encontraba bajo las sábanas que su amigo acomodó encima suyo.
Aún tenía presente la imagen del monstruo de sus pesadillas.
— dios, ¿estás bien? —preguntó el mayor, con la respiración pesada— ¿soñaste algo feo...?
— estoy bien. —exhaló, negándose a tener esa conversación— estoy bien.
Poco convencido, Soobin intentó sostener su rostro con cuidado, para pedirle que lo mire a los ojos, pero eso era lo último que Beomgyu quería hacer en el momento. Después de todo, aún no podía separar por completo las imágenes de su repugnante sueño con la realidad, al menos desde sus frágiles emociones. Sólo logró darle un manotazo en la muñeca, obligándolo a soltarlo.
— Beomgyu... sabes que puedes contarme si algo está mal.
— sólo quiero dormir, ya no me acuerdo qué pasó. —insistió, volteando hasta darle la espalda.
Soobin seguía escéptico, pero dejó de presionarlo. Se recostó a su lado, tratando de reconfortarlo al inclinarse en su dirección para abrazarlo por detrás, pero recibió un suave empujón cuando intentó acercarse.
Por la mañana, consultaría con su buscador web si es que era normal que a los hombres también les den cambios de humor violentamente repentinos durante la adolescencia.
Muchas gracias a quienes comentaron el capítulo temporal de "update + spoiler", me ayudaron a encaminarme de nuevo por la ruta que mi cabeza planificó inicialmente y no desviarme. Realmente pensaba que lo turbio estaba feito aaaaa;;
Corazoncitos para todxs ♡♡♡
Pregunta: ¿alguna parte del cuerpo que quieran que incluya?
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